Caderno Temático
CARACTERIZACIÓN GERONTAGÓGICA DE LOS PROGRAMAS EDUCATIVOS PARA ADULTOS MAYORES EN MEDELLÍN COLOMBIA
GERONTAGICAL CHARACTERIZATION OF EDUCATIONAL PROGRAMS FOR ELDERLY PEOPLE IN MEDELLIN COLOMBIA
CARACTERIZAÇÃO GERONTAGÓGICA DOS PROGRAMAS EDUCATIVOS PARA IDOSOS EM MEDELLIN COLÔMBIA
CARACTERIZACIÓN GERONTAGÓGICA DE LOS PROGRAMAS EDUCATIVOS PARA ADULTOS MAYORES EN MEDELLÍN COLOMBIA
Olhar de Professor, vol. 19, núm. 2, 2016
Universidade Estadual de Ponta Grossa
Recepción: 10 Agosto 2016
Aprobación: 10 Noviembre 2016
Resumen: Esta investigación hace un análisis de las características gerontagógicas de los programas educativos para adultos mayores en relación a sus experiencias vividas, las referencias conceptuales e investigativas, realizadas a través de las prácticas de los programas educativos en Medellín, ofertados mediante diplomados y talleres, identificando la teoría gerontagógica que las fundamenta en concordancia con la autorrealización y la participación social del adulto mayor. El trabajo investigativo se orienta por el paradigma cualitativo: el enfoque interpretativo, mediante un estudio de caso múltiple, tomando como referencia tres programas educativos para adultos mayores: Taller de filosofía y literatura de la biblioteca Piloto, taller de literatura Palabras mayores de Coomeva y los diplomados de la Cátedra universitaria para adultos mayores del Tecnológico de Antioquia.Se utiliza como técnica la entrevista semi-estructurada, cuya información es registrada en Atlas ti; de esta forma, se realiza la triangulación de datos generados con la información de las entrevistas en los tres programas. En las conclusiones se destacan las características de los programas y el interés que tiene este grupo poblacional de continuar en procesos educativos a lo largo de la vida para su enriquecimiento personal, el autorreconocimiento y los encuentros intergeneracionales en ambientes de flexibilidad y participación social.
Palabras clave: Gerontagogía, Programas educativos para adultos, Autorreconocimiento, Participación social.
Abstract: This research analyzes the gerontagogical characteristics of the programs for the elderly in relation to their experiences, conceptual and investigative references, carried out through the practices of educational programs in Medellín, offered through extension courses and workshops, identifying the gerontagogic theory that supports them in agreement with the self-actualization and social participation of the elderly. The research work is guided by the qualitative paradigm: the interpretative approach, through a multiple case study, taking as reference three educational programs: philosophy and literature workshop of Piloto’s library; literature workshop "Palabras Mayores" of Coomeva and the extension courses of the "University Chair for the elderly of the Technological of Antioquia". The technique used is semi-structured interview, whose information is recorded in Atlas ti; thus, the triangulation of data generated with the information of the interviews in the three programs in question is carried out. The conclusions emphasize the characteristics of the programs and the interest of this population group to continue in lifelong educational processes for their personal enrichment, self-knowledge and intergenerational meetings in environments of flexibility and social participation.
Keywords: Gerontology, Educational programs for adults, Self- knowledge, Social participation.
Resumo: Esta investigação faz uma análise das características gerontagógicas dos programas para idosos em relação às suas experiências, referências conceituais e investigativas, realizadas através das práticas de programas educativos em Medellín, ofertados mediante cursos de extensão e oficinas, identificando a teoria gerontagógica que os fundamentam em concordância com a autorrealização e participação social do idoso. O trabalho investigativo orienta-se pelo paradigma qualitativo: o enfoque interpretativo, mediante um estudo de caso múltiplo, tomando como referência três programas educativos: oficina de filosofia e literatura da biblioteca Piloto; oficina de literatura “Palabras Mayores” da Coomeva e os cursos de extensão da “Cátedra universitária para idoso do Tecnológico de Antioquia”. Utiliza-se como técnica a entrevista semiestruturada, cuja informação é registrada em Atlas ti; dessa forma, realiza-se a triangulação de dados gerados com a informação das entrevistas nos três programas em questão. Nas conclusões, destacam-se as características dos programas e o interesse que tem esse grupo populacional de continuar em processos educativos ao longo da vida para seu enriquecimento pessoal, autoconhecimento e os encontros intergeracionais em ambientes de flexibilidade e participação social.
Palavras-chave: Gerontagogia, Programas educativos para adultos, Autorreconhecimento, Participação social.
Introducción
La Caracterización Gerontagógica de los programas educativos para adultos mayores se realiza con el propósito de identificar las prácticas de los mismos en Medellín, reconociendo la teoría gerontagógica en relación a la autorrealización y la participación social.Se compila alguna información sobre programas educativos, modelo gerontagógico y practicas educativas, como referente teórico de los procesos educativos con adultos mayores.
La investigación se orienta bajo el paradigma cualitativo, el enfoque interpretativo, a través del estudio de caso múltiple y la triangulación de datos para el proceso de comprensión de las categorías. El resultado de la investigación (proceso de inferencia) tiene relación con los resultados de la teoría gerontagógica e investigaciones en la temática, que puedan evidenciar las particularidades que deben tener los programas educativos para adultos mayores, fundamentados en la teoría gerontagógica.
Programas educativos para adultos mayores
Aprender a lo largo de la vida se ha convertido en una exigencia de la sociedad actual con el fin de estar inmersos en los contextos socioculturales donde se interactúa. Según Ríos (1998, p. 295) “[…] la educación permanente se ha convertido en la herramienta más necesaria para luchar contra las desigualdades, las injusticias y las situaciones que privan a las personas de vivir libre y dignamente en su medio”.
Los informes de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, “La educación encierra un tesoro” y “Educación para todos” (UNESCO, 1996; 2012) sostienen que una de las claves indispensables para el desarrollo de los pueblos es la educación y la formación a lo largo de la vida, demostrado que la educación contribuye a lograr la equidad y una educación para todos y en todas las edades constituyendo un principio fundamental en las políticas educativas.
De acuerdo a los lineamientos planteados en el contexto internacional sobre una educación para todas las edades y dando una mirada a través del tiempo, prevalece el interés en propiciar programas educativos permitiendo a los diferentes grupos poblacionales estar actualizados en diversos conocimientos en un mundo cambiante y en constante desarrollo, procurando además estar inmersos en procesos de inclusión social.
Desde la perspectiva que se ha mencionado, la especie humana siempre y constantemente ha sido proclive a estar inmersa en los procesos educativos y ello implica “desde la cuna hasta la muerte” como lo proclama nuestro nobel Gabriel García Márquez. Lo cierto es que dicha formación – educación en los primeros años de vida – es crucial y juega un papel preponderante para lo que en un futuro será determinante. Respecto al encanto o desencanto que se tenga por aprender, estas relaciones con el aprender por la tradición histórica del hombre y todo su trasegar, se ha dado a la tarea de reflexionar el acontecer educativo; es decir, a realizar construcciones a la luz de una propuesta educativa que debe acaecer, producto de una exaltación de la experiencia humana y de lo humano en la esfera del aprendizaje.
La educación debe ser en sí, una propuesta vinculante donde se permita la elaboración, construcción y emancipación de la especie de lo humano por lo humano. No es gratuito cuando se menciona “[…] en el proceso de dialogicidad en el acto educativo la relación docente – alumno existe un vínculo inseparable en el acto de aprender, puesto que el que enseña aprende y el que aprende enseña.” (FREIRE, 2004, p. 3). Dicho planteamiento gira en torno a la posibilidad constante de que todo es susceptible de inacabamiento, el ser humano siempre y constantemente está inmerso en procesos de aprendizaje es por ello que se ha mencionado que la educación y sus procesos de reflexión pedagógica contribuyen al escenario y el presupuesto de enriquecer la experiencia del hombre en su trasegar en el mundo.
Por lo anterior garantizar el proceso de formación a través de toda la evolución de la especie humana, es garantía para aquellas generaciones que en el momento preciso1 no pudieron acceder y ser partícipe de la construcción permanente a lo largo de la vida. Es cierto que en el desarrollo y la consolidación de modelos, enfoques y corrientes pedagógicas un grueso de la población mundial en los últimos cien años ha sido excluida de dichos procesos de formación; se observa a través de la historia dichas propuestas que se han venido implementando en los últimos decenios, no prevalecían en tiempos de antaño programas donde se tuviese presente la formación permanente.
Es de anotar que debido al aumento de la esperanza de vida, el número de personas mayores se eleva considerablemente por lo que se requiere de propuestas de intervención socioeducativa ya que no existe la cobertura suficiente para atender este grupo poblacional.
El énfasis por tanto se sitúa en las políticas globales, capaces de plantear estrategias convergentes en las esferas económica, social y educativa con el objetivo de avanzar en la construcción de sociedades justas, cohesionadas y democráticas. Así y solo así será posible progresar de forma más rápida y segura hacia los objetivos propuestos y los esfuerzos educativos no se verán frustrados por la inmutabilidad de las condiciones sociales. (MARCHESI, 2012, p. 9).
En la actualidad se presenta un reto grandísimo si se quiere dar respuesta a las nuevas demandas educativas que surgen del contexto, debido a los procesos sociales culturales de la globalización y los cambios que se evidencian con el avance tecnológico, propiciando al individuo trascender en el desarrollo humano integral competente para interactuar en la comunidad.
Según diferentes teorías filosóficas, el ser humano nace individuo y por la educación, llega a ser persona: La confianza, la aceptación del otro, el respeto, la acogida y la autenticidad son las nuevas actitudes de la relación educativa humanista que persigue, como objetivo educativo, su desarrollo armónico, para conseguir que la persona realice todos los valores positivos con la debida jerarquía entre ellos, surge la educación integral que ha de asegurar el perfeccionamiento de todos los aspectos de la personalidad: físicos, intelectuales, morales, afectivos, sociales, sexuales. (QUINTANA, 1995, n.p.).
Educar supone hacer dos trayectos, uno hacia sí mismo y otro hacia el entorno; quien asume una verdadera educación acepta la transformación personal y la social, las implicaciones educativas no pueden quedar aisladas. La educación de personas mayores a pesar de que a veces haya sido cuestionada, de ninguna forma carece de un valor social, lejos del alcance de una comprensión positivista y mercantilista de la educación. También los mayores pueden ser productivos, aun admitiendo que el sentido de esta expresión no responde a las demandas de una sociedad inmersa en la rentabilidad del producto sobre los procesos que se ponen en marcha.
Por lo anterior se podría plantear que el sentido de la educación es entendida como la posibilidad de llegar hacer audible, es decir, posibilitar a la población mundial, procesos educativos desde el inicio hasta el final de la vida, y como estrategia para estar inmersos en los conocimientos de enseñanza-aprendizaje a través de toda la historia del ser humano. “El sentido de la educación se encuentra y se reencuentra en la propia experiencia, en la conversación tranquila, en la reflexión personal sobre lo que cada uno vive y siente en la acción educadora.” (MACHERSI, 2006, p. 68).
En este sentido hablar de una educación para todas las edades implica entrever que no solamente es útil en las primeras etapas de la vida, sino hasta el final de los días. Pensar en ello es interpelar por la idea de que los aprendizajes realizados a través y durante toda la vida, son posibilitados a enriquecer y construir a través de los tiempos; en tanto esto es permitido y aceptable en la mente del ser humano y conlleva a pensar que los aprendizajes adquiridos se pueden colocar en la vejez al servicio de la construcción de sí mismo y las proyecciones a las comunidades más inmediatas.
Un artículo […] publicado por el New York Times mostraba que, en Estados Unidos, mucha gente jubilada se muda cerca de las universidades para tener acceso a clases y a las bibliotecas. Ellos han tomado conciencia de que estudiar sirve, en primer lugar, para mantener intacta la integridad de las personas. Por esto, la educación a lo largo de la vida es fundamental. (MACHADO, 2006, p.129).
Los programas educativos expresan una de las grandes revoluciones que surgen en la época actual, advirtiendo a las nuevas generaciones de adultos mayores que están llegando en su mayoría profesionales con deseos de participación en los diferentes contextos socioeducativos, llevando así la educación a todos los niveles de la vida, motivando a personas que han acumulado experiencias laborales y profesionales a reflexionar sobre el quehacer dentro de un marco teórico-práctico, permitiendo seguir activos intelectualmente y participando en procesos que incidan de manera efectiva en el progreso de la sociedad.
Reflexionar sobre una educación para todas las edades en el contexto actual es pensar en una educación acorde a las características que posee cada uno de los grupos poblacionales, de acuerdo al entorno sociocultural donde interactúe, con el propósito de satisfacer las necesidades de los individuos a nivel personal, familiar y comunitario.
El desafío hoy avanza hacia la búsqueda del sentido de educación para todas las edades, equitativa, dando respuesta a las nuevas demandas educativas, procurando trabajar las desigualdades sociales y económicas, proyectando una sociedad que forje seres humanos socialmente responsables creativos y transformadores, una educación que enseñe a pensar y a proponer, que aliente a la construcción del conocimiento científico y la capacidad para el desarrollo tecnológico y la participación democrática. “Explorar la tesis de que los retos educativos fundamentales que enfrentamos en la actualidad provienen, al menos en parte, del desvanecimiento del sentido que ha tenido tradicionalmente la educación.” (COLL, 2012, p. 101).
De acuerdo a los programas educativos para adultos mayores que permitan llenar los vacíos existentes en nuestro medio y tras la búsqueda de información sobre esta temática se hacen un hallazgo significativo sobre las diferentes experiencias de programas universitarios para adultos mayores en varios países del mundo que permiten vislumbrar la viabilidad de esta propuesta en el ámbito mundial.
Alguna de las formas de ofertar programas educativos para adultos mayores se encuentra en los programas de extensión académica y proyección social de las instituciones de educación superior, a través de diplomados. Se entiende por diplomado las capacitaciones con una intensidad horaria, igual o superior a las 120 horas y son certificadas por la universidad.
El nacimiento y desarrollo de experiencias educativas de este tipo en el ámbito de las Universidades, comenzó a multiplicarse vertiginosamente, aumentando la oferta de actividades, la cantidad de participantes y el reconocimiento social y científico a los Programas de Educación para Adultos Mayores.
En el contexto mundial se reconocen dos formas para ofrecer los programas educativos orientados a los adultos mayores: una dentro del campus universitario, ofertado por programas de extensión académica o educación continua, desde una facultad, buscando además del componente educativo tener inmersa la población adulta mayor en procesos socioculturales intergeneracionales en procura de ofrecer una sociedad para todas las edades.
Como referente de esta modalidad se registran algunas experiencias de programas educativos en universidades como: La Universidad de Granada España, Departamento de Pedagogía, Facultad de Ciencias de la Educación; En Cuba: La Universidad de la Habana Delio Carreras Cuevas y la universidad de Villa Clara. En Sur América el país que más registra programas de educación para personas mayores dentro de las universidades es Argentina: La Universidad Nacional del Mar de Plata, La Universidad Nacional de San Juan, La Universidad Católica de Santa Fé, La Universidad Nacional de Tucumán, La universidad Nacional del Centro de la providencia de Buenos Aires, La Universidad Nacional del Rosarioy en menor cantidad pero dentro del entorno universitario están Chile: La Universidad de Chile, Perú: La Universidad Católica San Pablo y Colombia: la Universidad EAFIT con el programa “Saberes de vida” y el Tecnológico de Antioquia con la “Cátedra Universitaria para Adultos Mayores”.
La otra forma de ofrecer programas educativos se hace de manera autónoma, con infraestructuras físicas independientes,construidas y diseñadas exclusivamente para personas mayores, donde se conserva el componente educativo, pero se aísla de la interacción intergeneracional. En España hay la UNATE (Universidad Nacional Aulas de la Tercera Edad), organización no gubernamental, creada en 1978, cuyo fin primordial es la promoción del asociacionismo cultural de las personas mayores, mejorar su nivel de salud física y mental, propiciando la actividad y la potenciación de sus capacidades; el desarrollo de contenidos, servicios e integración generacional. Es miembro fundador de FIAPAM (Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas Adultas Mayores), movimiento asociativo, plural y democrático, sin ánimo de lucro, en defensa de los derechos de las personas adultas mayores, consolidada como organización de adultos mayores más fuerte e importante de Iberoamérica. A nivel de Suramérica, México cuenta con dos sedes, una en el Distrito Federal y otra en la Delegación Benito Juárez, dando como resultados experiencias exitosas que describen procesos educativos de enseñanza-aprendizaje con adultos mayores.
En Latinoamérica de la mano de la profesora: Alondra Bayley nace en 1983 la primer UNI 3 en Montevideo, Uruguay, esta idea se difunde rápidamente por dicho país. Comienza a gestarse en 1993 la primer UNI 3 en la República Argentina en Río Tercero (Córdoba-Argentina). Dos años después en 1995, se realiza en Embalse un Encuentro que convoca a los gestores de esta idea maravillosa, creándose la RUA (Red de Universidades Abiertas de Latinoamérica – UNI 3), poniendo dentro de sus objetivos sumar más iniciativas que adhiera al fin común. Estas instituciones son ONG (Organizaciones no gubernamentales) caracterizadas por su autogestión y autofinanciación, son sostenidas por el ideal de la “educación permanente”, con posibilidades de desarrollo de posibilidades y potencialidades propias. Plasmada por profesionales, docentes y personas de buena voluntad de las distintas regiones, respetando la propia idiosincrasia propia del país y región. Este tipo de experiencia se desarrolla en Latinoamérica en este momento en: Argentina, Bolivia, Méjico, Perú, Uruguay y Venezuela. (UNI 3, 2009, n.p.).
Los programas educativos para adultos mayores en los entornos universitarios han generado un impacto evidente en la comunidad académica, la confluencia de los estudiantes de pregrado y los adultos mayores en los distintos programas de bienestar universitario. Actividades académicas, culturales y deportivas de la universidad favorecen un contacto intergeneracional que promueve la convivencia en espacios de libertad e igualdad, superando barreras de edad y estereotipos en ambos sentidos. Así, los programas universitarios para adultos mayores contribuyen a estimular la colaboración, comprensión y comunicación entre personas de diversas generaciones o edades, favoreciendo la transmisión del patrimonio cultural a través del diálogo cotidiano y emancipador.
Además del componente académico, los programas educativos para adultos mayores en espacios universitarios propician espacios intergeneracionales y de inclusión social, dando paso a propuesta vinculantes donde se permita la elaboración, construcción y emancipación de la especie de lo humano por lo humano. El hombre siempre y constantemente está inmerso en procesos de aprendizaje, es por ello que se hace referencia a la educación y los procesos de reflexión pedagógica como contribuyentes al escenario y el presupuesto de enriquecer la experiencia del individuo en su andar por el mundo.
La convivencia intergeneracional es positiva y necesaria para crear sociedades donde reinen la integración y el bienestar de sus ciudadanos, de esta manera la participación de adultos mayores en el rol de estudiantes en la universidad favorece de manera significativamente visual, la transmisión de una imagen positiva del envejecimiento como proceso activo y de los mayores como ciudadanos activos y participativos,además, creando un referente de un envejecimiento productivo y de inclusión social.
La dimensión de los programas educativos para adultos mayores en las universidades se inscribe en los procesos misionales universitarios en investigación, docencia y en bienestar universitario con la proyección social que deben asegurar las instituciones de educación superior, incorporación a la comunidad universitaria a un nuevo sector de la población que hasta ahora se hallaba alejado de ella. Además,permite fortalecer procesos académicos investigativos que conllevan a establecer políticas públicas en beneficio de este grupo poblacional.
Según Renquejo (1999, p. 112) “[…] entre las funciones tradicionales que competen hoy a las universidades asociadas al progreso y la transmisión del saber están: investigación, innovación, enseñanza y formación, educación permanente. A ellas se añade la cooperación internacional que cada vez cobra mayor importancia”.
Universalmente, como ya se ha mencionado, para enriquecer dicho proceso de inclusión, desde una propuesta de educación gerontagógica, corresponde fomentar estrategias, enfoques y la sustentación de un modelo que vislumbre la vinculación, apropiación y emancipación del individuo inmerso en su estado y noción de historia. Es por ello que la universidad como su condición explícitamente es contenedora del capital y punto cardinal del conocimiento, debe propiciar el fomento de la educación a través de ciclo vital. Por tanto, es importante rescatar nuevamente la idea que propone Freire cuando menciona que “programados para aprender” es retomar la idea, desde una perspectiva antagónica de que nada está acabado, hacemos referencia explícita al ser en el mundo en pos de construcción de historicidad que debe ser susceptible al inacabamiento.
Modelo gerontagógico
A partir de las diferentes experiencias de procesos educativos con la población adulta mayor, varios escritores empiezan a fundamentar teorías de enseñanza aprendizaje dando origen a un modelo (todavía en construcción) denominado “Modelo gerontagógico”, considerado como el arte y la ciencia de enseñar a las personas mayores. Este modelo comienza a desarrollarse creando nuevos exemplos de formación de adultos, según las posibilidades y capacidades actuales de aprendizaje y desarrollo de las nuevas generaciones de personas mayores, en la medida que surgen los programas educativos universitarios para este grupo poblacional.
De acuerdo a los referentes teóricos que se plantean:
La gerontagogía como el ámbito científico y profesional, dedicado a la intervención socio-educativa con y para personas mayores, además pretende generar una atención específica con la intención de educar en el aprovechamiento máximo de las capacidades y experiencias que han ido acumulando los mayores a lo largo de su vida y que hoy en día suelen pasar desapercibidas en nuestra sociedad. (LEMIEUX, 1997, p. 35).
La Gerontagogía, según el profesor Lemieux, se define como una disciplina educativa interdisciplinar que tiene por objeto el estudio de la persona mayor en situación educativa. Etimológicamente provine del griego “gerontagogeo”, que viene a significar “[…] conducir a un viejo […] Lo mismo que la pedagogía (ciencia aplicada) tiene como base teórica la psicología educativa, la gerontagogía tiene como base teórica la gerontología educativa.” (LEMIEUX, 1997, p. 46).
La educación de personas mayores aparecía no como una prolongación del modelo de formación inicial de los niños, ni como la reproducción de modelo de educación profesional y reciclaje/perfeccionamiento más propio de los jóvenes y adultos – aunque podía haber mayores necesidades de estos tipos de formación- Los programas educativos para mayores aportaban, como novedoso, una especifidad:
[…] no se trata de desarrollar conocimientos nuevos, científicos. El modelo competencial trata sobre todo de reactualizar los conocimientos de cara a una mejor gestión de la vida personal y social. Aquí la persona no adquiere la ciencia sino que aprende a servirse de ella dentro del principio de contradicción y de relatividad de todas las cosas, a lo que nosotros nos referimos como Sabiduría. Desde esta perspectiva, el conocimiento no se articula sobre el objeto de la Ciencia sino sobre la metacognición de la persona frente al objeto de su conocimiento. (LEMIEUX, 1998, p. 220).
En la propuesta, la práctica educativa gerontagógica como práctica social, sustenta el piso teórico, al no enfocarse en lo gerontológico, propiciando una visión más creíble, transformadora y posibilitadora de la educación como proceso que interviene en el ser humano en toda sus dimensiones, tanto físicas, psicológicas, sociales y culturales.
Según las nuevas perspectivas que se presentan en la educación de adultos a través de modelos alternativos y a partir de las experiencias registradas de los programas educativos para adultos mayores se esboza la necesidad de impulsar:
Un nuevo modelo emergente en este campo que aun a la espera de definir claramente su basamento teórico y su estructura se aparta del paradigma tecnológico para centrarse en un modelo social de orientación crítica; estas nuevas tendencias se encaminan hacia la integración de los objetivos explicativos, los procesos de formación y las pretensiones transformadoras a través de métodos como la investigación acción, y se alejan del peso que a lo largo de la historia ha provocado el modelo escolar. (FERNÁNDEZ, 1999, n.p.).
Diferentes autores han tratado esta temática definiéndola como la ciencia y el arte de redescubrir todo el potencial humano en los adultos mayores, fruto de una serie de experiencias vividas a lo largo de su ciclo vital, que capacita al ser humano como ser actuante de su propia educación.
En la actualidad la educación para adultos mayores está abriendo un gran camino, que requiere de un proceso permanente, global y adaptado a las necesidades e intereses de la población a la que va dirigida, pero no están bien definidos los espacios, las vías de acción, la atención adecuada a la diversidad, aunque la intencionalidad es clara: buscar nuevos caminos hacia la autorrealización del sujeto como tal.
De acuerdo a las teorías planteadas por Requejo (1999) y Lemieux (1997) quienes introducen la expresión “Gerontagogía” para “[…] definir aquella ciencia educativa aplicada que tiene por objeto la intervención con sujetos mayores y que está en la frontera entre la educación y la gerontología”. Sin que se reconozca como una especialidad de la gerontología, no se ocupa de la vejez, sino de la educación (SÁNCHEZ, 2001, p. 246-247), esta se reconoce como un acto comunicativo de intercambio de experiencias.
Sin duda la novedad de la gerontagogía, es la referencia al carácter educativo del adulto mayor como un aspecto más de la persona, que en su modo de ser y actuar, demanda unas necesidades que han de ser interpretadas desde su vertiente personal y social, en conexión con sus intereses y capacidades.
En el contexto de esa evolución aparece la intervención educativa, entendiendo la educación como desarrollo permanente y continuo, característica inmanente de la persona, que va mucho más allá de lo que entendemos por enseñanza-aprendizaje, proceso más intencional y estructurado.
Las personas mayores tienen diferentes niveles de desarrollo en función de las características personales y de las circunstancias que les rodean, por lo que los procesos sensibles a la edad, implícitos en el desempeño de ciertas tareas, serán variables, partiendo de la posibilidad de que personas mayores puedan adquirir habilidades y conocimientos al mismo nivel que los más jóvenes, el desarrollo puede ser más lento, lo cual demanda una acción educativa que contemple expresamente la singularidad de los aprendizajes y la necesidad de estructurar convenientemente los contenidos adecuándolos a los diferentes ritmos, capacidades y a las experiencias previas del sujeto presente.
La misión de la Gerontagogía, dentro del marco cultural y como práctica educativa y social, estaría enfocada a multiplicar las defensas culturales con objeto de que las personas de más edad puedan acceder con mayores posibilidades a vincularse a sus respectivos entornos sociales: no existen roles rígidos, ni funciones definitivas asociadas a una edad.
Por ello, tomando como base la potencial actividad de los mayores, la Gerontagogía fomenta una mayor calidad de vida, porque concibe que la planificación, puesta en marcha de programas culturales y educativos, puede y debe tender a la autorrealización deseada propiciando una visión transformadora en el ser humano a través de todas sus dimensiones: físicas, psicológicas, sociales y culturales.
Desde una perspectiva evolutiva trata además de enfatizar y destacar una imagen más positiva de los mayores a través de una designación específica lo que permite revitalizar más que encubrir otros ámbitos relacionados como el de la Pedagogía Social. (SÁEZ, 2003, p. 50).
El punto de partida de la Gerontagogía no es el envejecimiento, sino los procesos educativos que convocan a una pedagogía para el adulto mayor propiciando una visión más creíble y posibilitadora, es decir, transformadora de la educación como proceso que está interviniendo en el ser humano en todas sus dimensiones, tanto físicas como psicológicas, sociales y culturales. Es evidente que la Gerontagogía tiene como objeto abrir vías de exploración a las nuevas necesidades educativas de la población adulta mayor.
Desde que se ha concebido la educación como una propuesta vinculante, producto de una reflexión constante que ha tenido como principio la construcción y elaboración del sujeto – individuo hacia la emancipación de todas sus facultades como humano – y de esta manera permitirse trascender en la esfera de lo personal y social, la educación es entendida como la manera en que el hombre se piensa para desarrollar y potencializar sus facultades en lo personal y lo social, ha querido implementar estrategias, herramientas, arquetipos, dispositivos que apunten precisamente al enriquecimiento y fortalecimientos de las dimensiones del ser.
Existen aspectos fundamentales a tener en cuenta en las prácticas educativas con adultos mayores: el autoconcepto, la experiencia, la disposición para aprender y las perspectivas y orientaciónes del aprendizaje que permiten reflexionar los procesos educativos del ser humano en el proceso de envejecimiento y vejez, interiorizando permanentemente en el qué hacer de su realización personal mediante un conocimiento científico-preventivo de su ciclo vital integral, teniendo presente factores que intervienen al adulto mayor: el sociocultural, el familiar y el individual.
En el sociocultural se encuentran los estereotipos, prejuicios, cultura y época, que expresan hoy día la formación de una identidad para la vejez; en el familiar la mayoría tiende a vivir en condiciones de convivencia de acuerdo al núcleo familiar y pueden ser complejas y cambiantes, el adulto mayor puede sentir una pérdida de autoridad tradicional, desconcierto y queja ante sus cuidadores al compararse con el modelo de familia en que fue educado, con respecto a la dimensión individual, referimos el análisis psicológico de estas dos influencias que se plantearon pero en cada individuo en particular.El aprendizaje no sólo cumple una función de adaptación psicosocial, sino que responde a la necesidad de significar el mundo físico y social en el que se vive, esta nueva forma de aprender exige, en los adultos mayores una toma de posición y una actitud necesariamente activa.
Reflexionar sobre un modelo gerontagógico es referenciar uno que repiensa el accionar educativo con la población adulta mayor, en tanto permita enriquecer todo el bagaje histórico el cual se ha ido constituyendo en cada uno de los proyectos de vida. Un modelo que no debe estar cimentada solamente –si bien es importante e imperativo – en la necesidad misma de educar o posibilitar procesos de carácter académicos, como si se estuviese anclada la idea de que hay que brindar la posibilidad de educar a dicha población únicamente en contenidos, desconociendo quizás la experiencia y los conocimientos previos de la población.
El asunto más concreto es que la necesidad en la dimensión de lo social ya existe y prevalece desde lo cultural como fenómeno urgente, hacia el trabajo educativo con la población adulta mayor; aquí lo ideal y más urgente es el asunto concreto, sobre cómo implementar estrategias, de cómo se van a efectuar dispositivos y estrategias de carácter Gerontagógico, que permita a la necesidad dada en el medio –educación para el adulto mayor – llevarla a cabo, el cumplimiento de las expectativas, de manera que se pueda abarcar en dicha educación, las pretensiones educativas en busca de un mejoramiento de su calidad de vida.
Desde esta perspectiva educacional con esta población que solicita espacios de crecimiento personal hacia la construcción, consolidación y prolongación de un proyecto de vida que se enriquece con el tiempo y a través del mismo, se desprenden los planteamientos necesarios del modelo característico de esta población, que es el Gerontagógico, siendo proclive al análisis y la reflexión, en tanto permita el enriquecimiento de un proyecto de vida, que por la misma condición biológica, no está determinada por una etapa o ciclo.
Prácticas gerontagógicas
Las “Prácticas gerontagógicas” deben ser apropiadas para que el acto educativo, con ambientes cómodos, ajustados y acordes a las necesidades estipuladas propias del ejercicio Gerontagógico. También es de suma importancia que dentro de estos entornos educativos, las actividades constantemente estén acordes al contexto de desarrollo propio y que las estrategias a implementar hagan con que el aprendizaje sea factible, lógico a la planificación. Por tal motivo, cuando se habla de procesos gerontagógicos, se está haciendo referencia a la atmósfera que se suscita en los procesos de enseñanza aprendizaje con el adulto mayor, claro está, cuando el evento está planificado y no es solamente un azar.
También es importante convertir la práctica educativa en un escenario mediador de actividades y procesos educativos a desarrollar. El docente es siempre proclive a que los estudiantes estén perennemente en interacción con el fin último de lograr que el acto de aprender se presente en relación al congénere. Es así, que la didáctica debe entenderse, como aquellas mediaciones de carácter audiovisual, acústico, un ambiente creado mediante una reflexión, entre otros que le permiten al adulto mayor llegar a afianzar o adquirir un nuevo conocimiento. Si bien, la didáctica por su presunción en el acto de enseñar implica reflexiones epistémicas y discursivas de larga trayectoria, en el escenario de lo educativo, puesto al servicio del acto de aprender, debe de ser también una praxis, es decir, una reflexión- acción en tiempo real con los adultos mayores.
Siguiendo la idea anterior de propiciar ambientes y escenarios educativos, conlleva a pensar también, las relaciones que se establecen en la dinámica de grupo, es decir, en cada uno de los integrantes que conforman la membrecía. Ello incluye no solamente los participantes susceptibles de aprender sino las relaciones que se establezcan con el mediador de dicho acto gerontagógico. Pues bien es claro, como lo mencionó en su trabajo de Pedagogía del Oprimido (FREIRE, 1970, p. 3) en donde sentencia que “[…] nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo, los hombres se liberan en comunión”. Respecto a ello también sería una certeza afirmar que, nadie educa a nadie, sino que todos nos educamos recíprocamente, en común; pues de no ser así, se podría mencionar que si la educación fuese en una sola vía, no se estaría reconociendo la historicidad del otro; otro que posee unos procesos históricos, propios de una cultura, de una manera de ver y proyectar su propio mundo, esto a su vez implicaría las costumbres, tristezas propias de lo humano, las alegrías, los miedos, añoranzas, proyectos, entre otros, pues las cualidades de la humanidad vistas desde la dimensión educativa son infinitas, pues para mencionarlas no cabría en un solo tratado.
Es en esta medida, de la práctica caracterizada en la gerontagogía, pensada precisamente para poblaciones en edad avanzada, tendría que estar inclinada a establecer un principio de verdad y realidad, respecto a que por la misma condición que se encuentra desde la trayectoria de vida, poseen un bagaje considerable que puede ser explotado y reconsiderado como aportación a los procesos del mundo de la vida y que implicarían aportes en la esfera de lo social. Al respecto se menciona que:
Es fundamental que la metodología sea activa, participativa, socializadora, indagadora en la medida de lo posible y sin duda, abierta y comprensiva con el fin primordial de facilitar oportunidades de recrear la vida del mayor, dándole una nueva significación a su trayectoria vital. (BLÁZQUEZ, 2000, p. 11).
Las personas mayores tienen algunas características para desarrollar el proceso de aprendizaje en este caso se puede dar mayor disposición cuando el tema se ajusta a sus roles y necesidades pues cada persona aprende a su propio ritmo y con mayor facilidad lo que le sirve a través de la práctica, de este modo aplica lo aprendido a las situaciones de la vida diaria, pues en este caso, es la misma persona quien construye el conocimiento.
Una educación con propuestas metodológicas, didácticas, estratégicas, pensadas y ajustadas a la necesidades de la población envejeciente, teniendo en cuenta las perspectivas, ofertas y demandas de los implicados, una educación acorde a las necesidades de una generación que en su debido momento se olvidó a sí misma por las circunstancias que la atañían y fue relegada en los auspicios del olvido. Por tanto lo que se pretende es pensar propuestas pedagógicas con metodologías innovadoras en el escenario de una educación gerontológica viable – como se ha mencionado – a la población envejeciente.
Los procesos educativos siempre deben ser susceptibles al aprendizaje tanto del docente como del estudiante y ello no excluye género, edad ni raza, al respeto en una de las sentencias Freire menciona en su tratado de Pedagogía de la Autonomía que “Programados para aprender e imposibilitados de vivir sin la referencia de un mañana, donde quiera que haya mujeres y hombres habrá siempre qué hacer, habrá siempre qué enseñar, habrá siempre qué aprender”. Dicha reflexión apunta precisamente a que un ser humano en su proceso de evolución no debe ser inexorable el acto educativo, por tanto, independientemente en qué fase del ciclo biológico se encuentre, se debe estar presto para aprender, enriquecer la experiencia humana en su devenir histórico, contextualizar lo aprehendido y llevarlo a la práctica en busca de un transformar-se y transformar en contorno que lo circunda.
Consideraciones finales
Los programas educativos para adultos mayores tienen una metodología propuesta desde el modelo gerontagógico, que ha sido fundamentado por diferentes autores con experiencias vividas en otros países del mundo, en nuestro país y especificamente en la ciudad de Medellín donde se realizó esta investigación. Los programas educativos para adultos mayores han tomado como referente las experiencias y las teorías propuestas por autores extranjeros. A partir de esta investigación se plantean teorías, que surgen de la experiencia de los programas educativos para adultos mayores, que dan cuenta de la realidad en nuestro contexto (Medellín) sobre las prácticas educativas para adultos mayores.
Las prácticas en los programas educativos para adultos mayores que se adelantan en la ciudad de Medellín y que participaron en esta investigación, coinciden en la mayoría de las características que fundamentan la teoría Gerontagógica como: principios de flexibilidad, participación social, educación para el disfrute en esta etapa de la vida, el enriquecimiento personal, sin procesos de evaluación cuantitativa y la inclusión de este grupo poblacional en los entornos universitarios,con la perspectiva que este tipo de programas se implemente cada vez más en las distintas universidades de nuestro país, por extensión académica, para dar mayor cobertura a los requerimientos educativos de los adultos mayores, como en otros países del mundo entre los cuales se referencia: España y Cuba.
En esta investigación se torna innovadora la relevancia que adquiere la categoríaautorreconocimiento que surge de la relación de las prácticas en los programas educativos y la teoría gerontagógica con respecto a la autorrealización, donde se logra evidenciar el valor que tiene para los adultos mayores este elemento en los programas educativos, ya que les propicia un enriquecimiento personal, manifestado como aumento del autoestima, mayor autonomía, independencia y mayor capacidad para la toma de decisiones y, de acuerdo a la teoría gerontagógica consultada, se encuentra muy poca fundamentación sobre este aspecto.
La comprensión del aprendizaje en el ciclo de vida de los adultos mayores trasciende la postura de vejez como estado estático por el estado de envejecimiento activo, productivo, con deseos de continuar participando. Además, contribuye al ámbito de la investigación, ya que ratifica el interés que tiene este grupo poblacional en continuar los procesos educativos a lo largo de la vida, que además del componente académico les propicie: enriquecimiento personal, participación social y encuentros intergeneracionales.
Se puede afirmar que el aprendizaje es significativo en esta etapa de la vida, por el sentido que tiene para el crecimiento personal. Es un conocimiento que se adquiere para fortalecerse interiormente y procurar una mejor calidad de vida, ya que se está en la edad donde se alcanza el autorreconocimiento de muchos valores adquiridos a través de la vida, y como lo expresan: “toda la vida se la entregue a mi familia y mi trabajo, este es el momento para encontrarme a mí misma y aprender cosas que me enriquezcan y me den satisfacción personal”.
Los adultos mayores que participan en programas educativos, obtienen un reconocimiento social como personas activas, comprometidas en procesos que inciden de manera efectiva en el progreso de la sociedad, permitiendo ser visibilizados como adultos mayores que continúa en busca del desarrollo individual, familiar y comunitario, y estos a su vez tienen la posibilidad de estar más de cerca con el interactuar de los jóvenes en los distintos entornos universitarios.
La autoevaluación realizada en los procesos educativos para adultos mayoresse consevicomo seguimiento para la cualificación de los programas, ya que no se realiza evaluación formal, posibilita en el enfoque gerontagógico, el reconocimiento positivo de sí mismo y el bienestar personal.
La Intergeneracionalidad surge como factor relevante en los procesos educativos en nuestro entorno, ya que permiten el encuentro de estos dos grupos generacionales (estudiantes de pregrado y estudiantes adultos mayores) impactando en los espacios universitarios como propuesta de inclusión social, que empiezan a implementarse en algunas universidades de la ciudad.
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Notas